sábado, 21 de marzo de 2009

Fallas, 90 aniversari... is Valencia living a celebration?




Las Fallas de 2009 me han gustado bastante... porque casi ni las he visto. Me encontraba en Madrid y llegué el último día, vi la Cremà de la falla Alboraya-Molinell y me fui a dormir. No soy fallero y eso de la despertà a las seis de la mañana o que me tiren masclets a los pies en la Nit del Foc debería de estar reservado para los amantes del ruido. También he de reconocer el ingenio y la peculiaridad de la fiesta, por lo tanto la respeto.




Y por hablar un poco de fútbol, la falla de Mestalla sigue ardiendo. Y en Orriols andan también bastante quemaditos... la crisis se ha cebado con el deporte rey y los clubs que mayor despilfarro han hecho en los últimos años son los más perjudicados. Ya no voy a hacer crítica de la gestión de Soler ni del papel secundario del señor Soriano. Me gustaría que el final de la fiesta fallera sirviera también para sanar las conciencias de máximos accionistas y dirigentes de los clubes de nuestra ciudad. Tampoco creo que haya nada que celebrar en la semana que el Valencia c.f cumple 90 años. La delicada situación del club tiene que hacer recapacitar a todo el valencianismo. Sí que es bueno recordar a quienes han hecho grande a éste club y eso algunos compañeros de la prensa lo están haciendo muy acertadamente, felicitar a Superdeporte por sus especiales del 90 aniversario. Los Puchades, Claramunt, Kempes, Piojo López, etc. hicieron grande la leyenda de este club y la inoperancia de unos pocos no podrá ocultarla.




Y en la otra acera, más de lo mismo. El señor Lara intenta reconstruir el despacho del Ciudad de Valencia delegando funciones en gente de su confianza, pero parece que andar con pies de plomo tampoco es acertado cuando del Levante no sabe ni cuantos socios tiene. Villarroel se los llevó y bastante bien los están haciendo el mister Luis García y una plantilla que está respondiendo de maravilla.

Para finalizar sólo me queda felicitar a la afición del Valencia por ser tan grande, un abrazo a los levantinistas porque entiendo de rivalidades cuando se trata de clubs de la misma ciudad, pero no de envidias ni de venganzas. Y a los falleros que sólo les queda un año para volver a darme la semana...

viernes, 13 de marzo de 2009

Mestalla, talismán de la Roja


Es curioso esto de Internet y las redes sociales. Gracias al Facebook encuentras viejos compañeros que recuerdan gestas de adolescentes. En una mañana de viernes resacosa, Juanvi, uno de mis compañeros de instituto me remite a la primera vez que fue a Mestalla. Diciembre de 1998. España-Yugoslavia. Cuatro quinceañeros. Un madridista, un culé y dos valencianistas nos encaminamos con toda la ilusión al santuario que tantas alegrías ha dado a la roja - y alguna que otra decepción como la del mundial de Naranjito-.


Raúl González Blanco debuta con Javier Clemente como seleccionador. Zubi, Abelardo, Sergi, Nadal, Guardiola... un elenco de estrellas que servían al Barcelona de Cruyff para envolverlo de títulos y que volverían a sucumbir en Francia 98. Bocadillo en mano y 90 minutos para la historia. Enfrente la Yugoslavia de Pedja Mijatovic, odiado en Valencia tras su fuga al Madrid después de jurar y perjurar que no se iría. Todo el ambiente propicio para que España obtuviese el pasaporte a Francia. Pep Guardiola y Raúl González blanco seguían formando un magnífico duo. Digo seguían porque fueron de la mano desde las inferiores, pasando por la olímpica, hasta llegar a la absoluta. Primer partido y primer gol del 7 del Madrid con la Roja. Pase espléndido desde la derecha y remate a bote pronto. Pedja ni la huele, cada vez que recibe el balón 50.000 almas gritan creando una atmósfera irrespirable para cualquiera. Guardiola hace el otro. 2-0 y España se clasifica para el mundial.


En ese momento se crea en nuestras jóvenes y entusiastas conciencias un amor por unos colores que en 2010 seguirá el camino de la gloria. Ese "Juntos podemos" tendrá que volver a repetirse. Los viernes sirven para algo más que pasar la resaca de la mejor forma posible. Encontrar a viejos compañeros que te recuerdan historias y poderlas contar con la mayor ilusión es realmente agradable. También sirven para curar ciertas heridas que surgen en el día a día...